8 de junio de 2010

Ausente.

Cáncer. Maldita palabra grave.
Pienso mucho en eso de 'aceptar y disfrutar'. Trato de practicarlo lo más que puedo.
Camino al metro me llama mi prima-hermana Naty. Me pregunta si sé lo de mi tía Jaco. Le digo que sí, que son cosas que pasan, a mucha gente le da cáncer y la operan. No es extraño.
Creo que mis palabras de aliento le sirvieron, o por lo menos eso espero.
Lo que no me esperaba yo, es que al cortarle a ella y llamar a mi mamá, me dijiera que mi tía tiene metástasis. A una semana de ser operada le dan el resultado de los exámenes.
El mundo paró. No podía hablarle a mi mamá. Iba sola en el metro, no había nadie más, no me importaba en qué estación iba o en cuál debía bajarme.
Pensaba tantas cosas mientras le negra seguía al otro lado del celular. Maldito nudo en la garganta que nunca me deja hablar cuando lo necesito.
Y eso necesitaba, gritar. Gritar largo y fuerte. Pero no pude. Lo hubiera hecho si el maldito nudo me hubiera dejado de doler tanto en la garganta.
Lloré. Una señora que estaba del brazo de un caballero me abrazó, me dijo que confiara. Ellos rezarán por mi. Le di las gracias. No sabía que más decir o hacer.
No pude. Así de simple (y complejo). No pude más. Me sentí vacía, recordé todo lo que he vivido con ella, recordé a mis primos, a mi tata, a mi abuelita, a la negra...
Maldita enfermedad arraigada en la familia.
Se han sentido alguna vez como habitando un cuerpo que no es el de ustedes? Es una sensación extraña, sabes que eres tú, pero te incomoda serlo.

1 comentario:

Jocho dijo...

mucha fuerza para tu tía y tu familia :)
un abrazo enorme